Actualmente la carne de cerdo cumple con las exigencias del consumidor, ya que se han logrado productos más nutritivos y saludables.
La industria alimentaria interesada en la salud del consumidor, consideró una raza con más carne y menos grasa para la producción de carne de cerdo. Por lo tanto, en los últimos 10 años se logró:
1.- Reducción de la grasa en un 31%.
2.- Reducción del colesterol en un 10%.
3.- Reducción de las calorías en un 14%.
4.- Aumento de la carne magra (baja en grasa) en un 20%.
Con respecto a las grasas, hay que tener en cuenta que los métodos de crianza y conservación de estos animales han variado con el tiempo y se ha logrado disminuir el valor calórico de su carne. Además, se ha probado que algunos cortes específicos aportan menos colesterol que las carnes rojas: las piezas más magras proporcionan entre 60 y 80 miligramos por cada 100 gramos.
Esto último ocurre porque la carne de cerdo es rica en grasas monoinsaturadas, un tipo de ácido oleico característico del aceite de oliva, cuyo consumo contribuye a reducir los niveles de colesterol total en la sangre a expensas del llamado colesterol malo o LDL y a aumentar los niveles del denominado colesterol bueno o HDL.
Así, junto con las aves sin piel o el conejo, el cerdo es una buena alternativa de consumo de carne que no implica una ingesta elevada de grasa ni incide de modo negativo en los niveles de colesterol en la sangre.